jueves, 25 de octubre de 2012

Lasaña de espinacas y bacalao

Este plato no es difícil, pero no puedo negar que requiere una larga y laboriosa preparación.  Podemos facilitarla usando una salsa de tomate ya preparada, e incluso en el mercado hay bechamel de bote.  Vosotr@s veréis yo, desde luego,  no lo haría nunca. 


Ingredientes: Un paquete de 20 placas de lasaña precocida, un kg de espinacas frescas, una barqueta de migas de bacalao, aprox. 400 g, una lata de un kg de tomate (enteros),  2 o 3 ajos, una cebolla grande, 100 de queso emmental rallado, un litro de leche fría, 90 g de harina, 40 g de mantequilla, nuez moscada, aceite de oliva, una hoja de laurel y Sal.




Elaboración:
Las laminas de lasaña: normalmente, hay que ponerlas en agua caliente durante 20 minutos, pero lo mejor es seguir las instrucciones del fabricante, eso si, hay que ponerlas en el agua una a una para que no se peguen, pasado el tiempo indicado, se sacan a un paño de algodón para que escurran el agua hasta que se vayan a utilizar.

Salsa de tomate: Se pone en un recipiente un poco de aceite al fuego, incorporar media cebolla picada, un ajo troceado y la hoja de laurel partida en dos.  Cuando la cebolla comienza a transparentar, añadir los tomates enteros, escurridos de su jugo.  Se mantiene a fuego suave hasta que se termina de hacer, unos 20/25 minutos, moviéndolo con una cuchara de madera de vez en cuando.  Cuando ha pasado ese tiempo se pone un poco de azúcar y la sal, se da unas vueltas y se apaga el fuego, y se reserva.


Espinacas: Se da un hervor a las espinacas, se escurren y se trocean.  Se pone una sartén al fuego, con un poco de aceite y un ajo picado.  Cuando el ajo esta dorado, se incorporan las espinacas, se mueve un poco para que no se peguen y se reservan.  


Bechamel:  Se ralla la otra mitad de la cebolla, se pone al fuego una cazuela  con aceite y mantequilla, a fuego suave, se incorpora la cebolla rallada y, cuando está transparente (si hiciese falta se puede añadir un poco de aceite),   se incorpora la harina, se dan unas vueltas  para que la harina no se quede cruda y se incorpora poco a poco la leche fría, al principio removiendo fuerte con una cuchara de madera para que no haga grumos y después ya  mas despacio para que no se pegue. Se sazona con sal y nuez moscada y se reserva.


El bacalao: tiene que estar previamente desalado.  Si son trozos gordos, hay que filetearlo, de forma que queden laminas finas.  Se secan bien con papel de cocina y se reservan.

Montaje: primero, para calcular bien dividimos (mas o menos, no tiene que ser exactas) las espinacas y el bacalao en tres partes y la bechamel en cuatro partes.  



En la fuente en la que se va a llevar al horno se hace una cama con la salsa de tomate (toda), encima ponemos la primera capa:  empezamos con la pasta, encima de éstas una de las partes  de espinacas, encima de ellas una parte de las laminas de bacalao y encima una parte de la besamel, y ya tenemos la primera capa, empezamos de nuevo con la segunda capa y cuando terminamos de poner la tercera capa, terminamos poniendo una capa  de la pasta  y encima la cuarta parte de la bechamel y encima de esta el queso  emmental. 


Metemos la fuente en la parte media del horno, ya precalentado, calor arriba y abajo, a 150º durante 35/40 minutos, si cuando llega al final no esta dorado, subimos la fuente a la parte alta del horno y le damos un golpe de gratinador a 180º unos 3/4 minutos.

Lo sacamos del horno y lo dejamos que se enfrié un poco, unos 5/10 minutos y a comer.
                                   
Consejo: En este plato hay que ser muy cuidadoso con la sal, ya que al llevar bacalao, éste puede haber quedado algo salado, por lo que conviene no poner demasiada sal en cada uno de los pasos.